Entrenar la compasión

En occidente, generalmente se piensa que las emociones son un rasgo de carácter que no necesita ser enseñado, ya que cada persona nace con la capacidad de expresar y controlar —o no—sus emociones. Afortunadamente esta forma de pensar está cambiando gracias a la influencia del mundo oriental, en particular a las filosofías budistas, donde el manejo de las emociones es fundamental para evitar el sufrimiento, lograr la paz y el equilibrio espiritual.

Una de las prácticas más arraigadas dentro del budismo Zen es la enseñanza del Lojong, que consiste en un entrenamiento de la mente, con lo que se desarrolla la compasión y la empatía, logrando así, la ansiada sabiduría.

Partiendo del hecho de que la compasión es algo totalmente ajeno a la lástima y la conmiseración, el poeta Norman Fischer, maestro zen y traductor de diversos textos del budismo, ha querido compartir uno de los más bellos escritos de esta filosofía: “El texto raíz de los siete puntos del entrenamiento de la mente”.

En su libro Entrenar la compasión, enseñanzas Zen para la práctica del Lojong, Fischer adapta al mundo occidental contemporáneo uno de los libros más utilizados en la meditación budista, consistente en una serie de mantras breves —o repetición de sonidos sagrados— que penetran hasta lo más profundo del alma humana, logrando el cambio en la forma en que la mente percibe su entorno, lo que da paso a un verdadero cambio conductual.

Esto que parece extraño, no lo es para la ciencia moderna de occidente que se ha encargado de demostrar que el cerebro posee la capacidad de ser modificado, capacidad conocida como plasticidad cerebral, con lo que nuestros patrones de pensamientos y de emociones logran ser más fluidos de lo que creemos. De esta forma, nuestro cerebro se renueva con la actividad y con la reflexión.

Contrario a lo que pudiéramos pensar, la compasión y la resiliencia no son cualidades inusuales en el ser humano, cualquiera con la disposición a dedicarles el tiempo necesario puede cultivar de manera sólida estas cualidades esenciales, valoradas universalmente en tiempos de crisis y dificultades pero necesarias en todo momento. Al igual que entrenamos nuestro cuerpo para mantenerlo sano y fuerte, acudiendo al gimnasio con regularidad, así también, para lograr que nuestra mente se mantenga despierta, necesitamos un entrenamiento constante. No hay que olvidar que el cerebro es un músculo por desarrollar, y que mientras mayor sea el entrenamiento al que lo sometamos, obtendremos mejores resultados.

En efecto, podemos eliminar el sufrimiento a través de este ejercicio. Entrenar la compasión, enseñanzas Zen para la práctica del Lojong, es gimnasia para el cerebro, la mente y el espíritu con lo que disfrutarás de una vida más plena y equilibrada, incluso si no te sientes atraído por el budismo, porque lo que aquí se desarrolla es una enseñanza de carácter universal ajena a cualquier religión.

– Norman Fischer: Entrenar la compasión, enseñanzas Zen para la práctica del Lojong. México, Editorial Grijalbo, 2012, 262 pp.

Por Andrés Mayo Góngora

Mascultura 27-jul-15