COMA, La teoría de la conspiración

Michael Crichton es mucho más conocido por su trabajo como escritor (novelas y guiones cinematográficos, muchos de ellos surgidos de sus propias novelas) que como director de cine. Sin embargo, hay por lo menos una película dirigida por él que representa una de las más extrañas y mejor filmadas teorías de la conspiración.

La historia es sencilla pues en su descripción no se puede ir muy lejos sin restarle sorpresa a su conclusión. Dos doctores que evidentemente no se llevan bien pero tampoco necesariamente mal, comienzan una investigación que parece no llevará a ningún lado: varios pacientes sin relación alguna y después de cirugías comunes y corrientes -muchas de ellas carentes de toda complejidad- caen en coma a lo largo ancho de los Estados Unidos. La única conexión aparente es que muchos de ellos terminan en una institución médica en donde los cuidan hasta recuperarse… o eso dicen ellos.

Alrededor de un planteamiento así, Crichton adapta la primera novela de Robin Cook en un guión que reúne política, miedos y fobias a los quirófanos y muchos mitos y rumores alrededor de lo que ocurre en hospitales y entre la gente que trabaja en ellos, algunos más cercanos a la ciencia ficción que a la verdad pero que precisamente por eso son más divulgados.

Se trata, sin duda, de una película excitante, atemorizante por momentos, de esas que en un momento generan impotencia para luego cambiarla por miedo y confusión, justo lo que nos conecta con los personajes interpretados por Michael Douglas y Geneviève Bujold, esos dos doctores que en terrenos donde todo debe ser pulcro y aséptico encuentran un lodazal que más que enfurecerlos los aterroriza.

Un simple repaso en los colaboradores deja claro el cuerpo que ofrece este thriller médico. La música es de Jerry Goldsmith, que un año después compondría la de Alien y que venía de entregar la de La profecía. Crichton mismo escalaría hasta hacerse más que famoso. La fotografía la hizo Victor J. Kemper que venía de trabajar en Tarde de perros, con Sidney Lumet, y El último magnate, con Elia Kazan.

El resto es justo eso, un cruce de ciencia ficción, suspenso, imágenes que se queman en la memoria, buenos diálogos y emoción contenida, de esa que nos dice que todo está siendo descubierto pero que muy pocos pueden conocer. Es, más allá del término médico, un gran experimento.

Por Erick Estrada www.cinegarage.com

Coma de Michael Crichton en Librerías Gandhi.

Imagen 1-2: Portada de la película Coma de Michael Crichton.
Mascultura 22-Feb-13