Cuando sobrevivir es la respuesta. Dunkerque
¿Qué nos atrae de la guerra? Pregunta complicada cuando se piensan las atrocidades que este acto conlleva. Sin embargo, lo cierto es que hay algo que nos agrada. Y no sólo porque ha sido una constante en la historia, también porque es un elemento recurrente en películas y libros, y es un producto que se consume en grandes dosis.
La memoria y el olvido funcionan de maneras que no se comprenden, ya que los patrones se repiten y las lecciones no han sido aprendidas. La guerra puede ser, para algunos, un relato que reafirma la fragilidad de la vida. Para otros, quizá, sea un recordatorio de la verdadera esencia del ser humano: violenta e instintiva. Pero algo permanece: la guerra, como una situación límite, es necesaria, aun sabiendo sus terribles consecuencias. Y su necesidad radica en hacer ver que al final, lo que verdaderamente importa es sobrevivir. Y de esto va este libro.
Dunkerque es un episodio en la historia que, más allá del Reino Unido, ha pasado desapercibido para el resto del mundo. Y tal vez se deba a que esto implicó una derrota. El relato va más o menos así. Finales de mayo de 1940. La Segunda Guerra Mundial recién ha comenzado y la lucha entre aliados –Inglaterra y Francia como representantes– y alemanes por ganar territorio aún no muestra sus escenas más crudas. Los alemanes se encuentran ya en tierras francesas y presentan una ligera ventaja. Las tropas aliadas quedan acorraladas y el gobierno inglés decide evacuar el área. Dunkerque, un puerto francés frente al canal de la Mancha, es la única vía de escape. El plan, arriesgado, por no decir imposible, busca rescatar a la mayor población de hombres a través de diferentes embarcaciones que los devolverán a tierras inglesas. Una tarea arriesgada porque los soldados se exponen a la voluntad del enemigo y la posibilidad de mantenerse con vida es escasa, pues no hay comida y las condiciones climatológicas son adversas. Sin embargo, diferentes circunstancias favorecieron a los aliados y resultó en una campaña exitosa, por no decir milagrosa.
Dunkerque de Joshua Levine, es un libro que recorre un capítulo más de la historia de la humanidad, que si bien no resultó en victoria, tampoco se puede calificar como una pérdida. Es en realidad un ejemplo de que la guerra pareciera ser un cúmulo de estrategias y planes bien ordenados y definidos, pero en la práctica se convierte en la capacidad de responder a todos los factores impredecibles que van surgiendo. La suerte tiene un papel protagonista.
Este texto ofrece un relato detallado y bien documentado de lo ocurrido en los nueve días de enfrentamiento y resistencia. Es un tema que el autor conoce bien y que se propone actualizar desde dos puntos de vista. Por un lado, si bien le importa contar el hecho histórico, se nutre de las experiencias individuales y anécdotas de los sobrevivientes, lo cual le quita rigidez al texto y hace que la lectura sea más amable. Y por otro, es un libro que acompaña a la película, que se ha estrenado recientemente y que lleva el mismo nombre. Levine ofrece un panorama general sobre el proceso de filmación, al mismo tiempo que, al relatar la historia, refiere cómo ésta fue abordada en la película.
No es una historia unívoca, pero ello enriquece el relato, pues le da voz a quien no la tenía. Aun cuando de antemano se conoce el desenlace, los detalles hacen que se quiera continuar la lectura. Es un libro emocionante y por momentos apabullante. Léase sin prisas.
Por Victor Méndez/@vichoamino)
MasCultura 14-agosto-17