Kelly Roman y Michael DeWeese recrean ‘El arte de la guerra’ de Sun Tzu

Kelly Roman y Michael DeWeese recrean ‘El arte de la guerra’ de Sun Tzu
Fátima López

La evolución de la raza humana nos ha dado la posibilidad de crear tecnología más compleja y avanzada, aumentar el promedio de vida y crearnos una vida más cómoda, entre otras cosas; pero no nos ha dado aún el poder liberarnos de nuestros instintos más básicos, entre ellos la violencia.

La guerra ha sido y sigue siendo, desgraciadamente, una tentación que ocupa la mente de los líderes del mundo; pero es también un estallido de liberación que ocupa un lugar en nuestro inconsciente en los escenarios más cotidianos, como: entrar al metro en la estación Indios Verdes a las 7 de la mañana, competir con un colega por una promoción en el trabajo, pedirle a tu jefe el justo reparto de utilidades, ganar ese lugar de estacionamiento que tú habías visto primero… La guerra es un hilo más que se trenza en nuestra historia como humanidad y que vive dentro de nosotros como una bestia que en cualquier momento puede ser despertada.

 Se dice que fue en el siglo IV a. C. que Sun Tzu escribió un tratado de táctica militar llamado El arte de la guerra, considerado un texto chino clásico. Desde que se dio a conocer, en el siglo XVIII en Europa, ha tenido numerosas reimpresiones e, inclusive se ha adaptado a uno de los mundos actualmente más competitivos: el corporativo. Cómo ser líder, manejar a un equipo y engañar al enemigo son principios básicos que cualquiera que aspire a una posición de poder necesita dominar.

El escritor Kelly Roman y el ilustrador Michael DeWeese, fascinados por la actualidad de este texto, decidieron crear una novela gráfica que mostrara la aplicación de estos principios en un futuro no muy lejano: de 2020 a 2032. La historia se centra en Kelly Roman (sí, homónimo del autor), un exmilitar que estuvo en prisión debido a un incidente de fuego amigo. Cuando sale de la cárcel, descubre que su hermano ha muerto y decide indagar las causas y llevar la venganza hasta sus últimas consecuencias.

El escenario que Roman imagina para el futuro cercano es el de un sistema financiero militarizado, donde China es la potencia económica del mundo. Además, resulta natural la biotecnología que hace posible crear clones, unir y regenerar partes del cuerpo, implantes genéticos que mejoran el rendimiento, e inclusive la combinación de dos cuerpos en uno.

La historia se desarrolla en los círculos más altos del poder: el hermano de Kelly trabajaba para Sun Tzu, como vicepresidente en un imperio financiero chino. Kelly se infiltra en la organización y logra, gracias a sus tácticas, atraer la atención del líder y convertirse prácticamente en su hijo adoptivo. Toma así, el lugar de su hermano en la vicepresidencia y descubre una conspiración que tiene tintes políticos, económicos y tecnológicos. El protagonista hace uso de la estrategia militar para enfrentarse al enemigo y némesis de Sun Tzu y preservar el sistema norteamericano. En el camino, aparece la esposa de Kelly Roman, sus recuerdos más dolorosos, sus arrepentimientos y el atisbo de una esperanza en el futuro.

El libro es una impactante explosión a tres tintas: las ilustraciones son simplemente deslumbrantes. Es evidente el talento de Michael DeWeese, quien se había desarrollado anteriormente en la realización de storyboards para videos musicales. Para ambos artistas es su primera novela y ¡vaya debut!

La novela gráfica, como género, toma un auge deslumbrante con la actualización de un clásico que está vertido, a lo largo del libro, como citas que ejemplifican las tácticas que el personaje principal está llevando a cabo: “El combatiente inteligente impone su voluntad al enemigo sin dejar que éste le imponga la suya”, “Esconde el orden bajo un disfraz de desorden, oculta el coraje bajo la timidez, enmascara la fuerza mediante la debilidad”, “Analiza al adversario. Oblígalo a mostrarse para saber cuáles son sus puntos vulnerables”. Todas las recomendaciones imprescindibles para lograr el mayor objetivo: “Poder vencer sin llegar a la batalla”. Todo esto, encaminado a una premisa central: el arma máxima en cualquier batalla fue, es y seguirá siendo nuestra propia mente. La victoria depende de la supremacía de la estrategia y no del número de atacantes.

El libro, que atrapa de principio a fin, combina los talentos de la narrativa y la ilustración, generando así nuevas posibilidades de lectura y nos conduce además a una reflexión no sólo sobre el futuro, sino sobre aquello que permanece a pesar del paso del tiempo: nuestra necesidad de protegernos y proteger lo que amamos, cómo vivimos desde nuestros instintos y el dominio sobre nuestra propia mente. Me aventuro a decir que será un clásico de la novela gráfica. +