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Ginebra para William Burroughs, mezcal para mí

¿Se acuerda, no se acuerda? ¿En qué año dice que fue?

Tal vez un traguito de mezcal ayude a refrescar mi memoria.

Qué va. El alcohol es para olvidar, pero ande usted. Disfrútelo, porque es lo último que me queda y quién sabe pa' cuándo me surtan.

Creo que fue en 1951. Pero si se engalana con una cortesía más, seguro recordaré bien lo que sucedió.

Lo que usted tiene que recordar es de cuidarse. Y mire que es de los pocos clientes por los que me preocupo. No como otros, que se pelean apenas servida la cuarta ronda y pues uno qué puede hacer. A mi edad sólo llamo a la ambulancia para que se lleven al más herido.

Que no se pierda la antigua tradición de las peleas de borrachos, aunque ya no me llamen la atención. Como sea, aquella vez también estaba en una cantina. Esperábamos a un comprador; o al diablo mismo.

¿Y allí también pedía cortesías?

Allí me las ofrecían sin necesidad de exigirlas.

Pero fue Burroughs el que invitó aquellas rondas. Como decía, esperábamos a un comprador que nunca llegó. Joan Vollmer, su esposa; Bill y yo tomamos algunos aperitivos antes de regresar con John Healy. Todo sucedió muy rápido; una cosa llevó a la otra, variados tragos, sensaciones de francotirador y ¡bum! Cuando menos lo esperamos, Joan se desangraba sobre el piso del departamento, mientras el vaso caía intacto derramando su contenido.

¡No!

¡Sí! Un fallido juego de tiro al blanco.

Querrá decir tiro a la blanca, con el debido respeto. Y ¿se murió su amiga?

Desafortunadamente. A Burroughs lo encerraron unos días en Lecumberri, a nosotros nos interrogaron, pero curiosamente fui yo al que más atosigaron. Dijeron que les parecía sospechoso y que me recordaban de algún otro lado. Después de un tiempo salimos de México. Yo regresé muy poco después, pero Bill la tuvo más difícil. Fue sentenciado en ausencia durante uno de sus viajes y jamás volvió.

Pobre situación la de su amigo. Y ¿qué fue de él después del incidente?

Se convirtió en escritor.

Por: R. R. Fullton

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Naked Lunch.

Las cartas de la Ayahuasca.

Yonqui.

MasCultura 23-feb-16