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Solar GNP: la crema de los festivales

Solar GNP: la crema de los festivales
Redacción Lee+ / Fotografia: Feli Gutiérres y Baloo Goldsmith

El pasado sábado 18 de mayo los Jardines de México, en el estado de Morelos, fueron la sede de la primera edición del festival Solar GNP, en el que miles de asistentes se dieron cita para disfrutar de una deliciosa curaduría musical en un ambiente de pic-nic. 

El clima era digno de una playa, y por todo el predio de los Jardines se podía ver desde los clásicos atuendos rockeros o hipiosos hasta las bermudas, shorts, sandalias, tops y pareos. Mantas y toallas sobre la perfecta grama se podían ver aquí y allá.

La música comenzó en el escenario Bermuda, donde Musaro ofreció su fusion de jazz con groove, afrobeat, blues y rock. Más adelante, Gigio Romero también ofreció su ecléctico funk-jazz con ritmos latinos.

Del otro lado, en el escenario Vivir es increíble, Los Brass inyectaron el ambiente con sus fanfarrias. Luego la banda mexicana Los Músicos de José ofrecieron una presentación como sólo ellos saben hacerlo: entre un ecléctico jazz, un rock desaforado y ritmos latinos que conjugan lo mejor de los sonidos, esencias de nuestra cultura musical.

Entonces apareció Diego el Cigala con su peculiar rumba flamenca que puso a bailar a sus enamoradas fans. El despliegue virtuosístico de sus músicos no tuvo ningún desperdicio entre sus ya clásicas “Lágrimas negras” y “Corazón loco”.

Es difícil decirlo, pero venía lo mejor: la propuesta de funk, soul y disco de Kool & the Gang alegró los últimos minutos de luz solar.

Ms. Lauryn Hill, voz de varias generaciones que llevó al rap y R&B a otro nivel, desplegó un show de una elevadísima calidad en todos los términos: su voz, la energía de su banda, el ensamble de su grupo vocal de apoyo y la energía de su redonda, pulcra y versátil voz, acompañado todo ello con videos de concientización sobre la violencia racial, todo ello marcó uno de los puntos más álgidos del festival.

El sabor que dejó Ms Lauryn Hill en los paladares auditivos de la concurrencia, que ya comenzaba a acercarse en mayor número a la reja frente al escenario, se convirtió en un aperitivo para la presentación final: una selección refinada de música de los años 80 dispuso el ánimo del mejor modo para lo que venía.

Una manta de Tears For Fears fue levantada cubriendo la pantalla gigante que todo el día había proyectado imágenes generadas en vivo y algunas grabadas en las presentaciones previas.

Tears For Fears entró entonces al escenario y Roland Orzabal comenzó a tocar en su guitarra las notas de “Everybody Wants To Rule The World”, lo que hizo que el público soltara un alarido. Un Curt Smith ligeramente sonriente, con ese gesto de suma concentración, comenzó a cantar con su timbre tímido tan característico ‘Welcome to your life…’ que todos los asistentes coreaban. A esa siguieron más éxitos increíblemente ejecutados, con una ecualización impecable (que fue la marca de todo el festival, hay que decirlo) con una coloración y texturas de los sonidos increíblemente bien administrados. Un puñado de relámpagos anunciaron la amenaza de una lluvia que nunca cayó, pero sí se dejó sentir el viento que corre bajo las nubes que se ciernen sobre el campo, y Roland Orzabal parecía un poco afectado de su garganta, pero aún así su voz era perfectamente limpia e intensa, era sorprendente verlo sonreír y gozar la ejecución de sus canciones mientras miraba a su público de México.

Carina Round se robó nuestros corazones con su personalidad etérea-brujil sobre el escenario y por su prodigiosa voz.

¿Recuerdan la pantalla gigante? Tampoco nosotros. Ni falta que hizo. El clímax fue cuando el propio Orzabal cantó una insuperable versión de Creep después de anunciarla él mismo en español. Y luego de una pausa, al parecer debida al fuerte viento, la banda saltó de nuevo para el formidable cierre. 

Un día inolvidable y una selección exquisita de música fue la distinción de este festival. La calidad esta vez estuvo muy por encima de la cantidad. Ya esperamos la segunda edición. +