"Wallander no es alguien a quien invitaría a cenar", dice Mankell

El inspector Kurt Wallander "no es alguien a quien yo mismo invitaría a cenar", afirma el escritor sueco Henning Mankell sobre el personaje que creó hace veintidós años y que jubilará en "The Troubled Man".

"Tenemos ciertas cosas en común: nos gusta el mismo tipo de música, tenemos la misma actitud concienzuda hacia el trabajo. No seríamos enemigos si nos conociésemos personalmente, pero tampoco sería un amigo íntimo", explica Mankell en una entrevista con el periódico británico "The Guardian".

"The Troubled Man" será, según anuncia su autor, la última novela de la saga: su inspector ha cumplido los sesenta, tiene un perro y una casa en el campo y se convierte, para su deleite, en abuelo gracias a su hija Linda.

Pero cuando desaparece de pronto el otro abuelo del bebé, un oficial naval jubilado, Wallander, aquejado de problemas de concentración y de memoria, se ve metido en un caso muy complejo cuya investigación le retrotraerá a plena época de Guerra Fría y le obligará a analizar su propia vida.

"Wallander y yo tenemos más o menos la misma idea, y compartimos algunos rasgos de carácter. A mí me preocupa por ejemplo saber qué ha sido de mis amigos de hace cuarenta años. Es cierto que nunca he estado tan cerca como en este libro a las ideas, los pensamientos y las preocupaciones que tiene Wallander", reconoce.

Agrega: "Yo no tengo ningún problema en volver la vista atrás. Wallander, sí. Hay cosas que teme y de las que se lamenta. Yo, no. Sinceramente no hay muchas cosas de las que tenga que arrepentirme".

Mankell es un autor prolífico: ha escrito cuarenta obras de teatro, casi otras tantas novelas y varios libros para niños. Confiesa que, si tuviera que escoger, se dedicaría a escribir para el teatro: "En un libro hay que decirlo todo. En una obra de teatro, uno les deja espacio a los actores".

Una importante fuente de equilibro para Mankell es el continente africano. Seis meses, la mayoría de los años, los pasa en Maputo, donde dirige el primer teatro profesional de Mozambique, el Teatro Avenida, que ha ayudado a construir a lo largo de un cuarto de siglo y para el que también escribe.

Aparte de sus actividades teatrales, Mankell desarrolla en África una importante labor benéfica, incluido un proyecto titulado en inglés "Memory Books" (Libros de la Memoria), que ayuda a los padres que mueren de sida a dejar algo de sí mismos en un texto que podrán leer sus hijos cuando mueran.

"Una vez estuve en una pequeña aldea en las afueras de Kampala, Uganda, hace ya años. Sólo había allí gente muy joven o muy vieja. Los de en medio habían fallecido. Una niñita me enseñó un trozo de papel doblado en cuyo interior guardaba una mariposa azul muerta. Me dijo que a su madre les encantaban las mariposas azules", recuerda el autor sueco para explicar la importancia que da a su proyecto.

Mankell está convencido de que África ha hecho de él mejor europeo, con seguridad mejor escritor y tal vez incluso una mejor persona. "He aprendido mucho viendo este mundo desde fuera del egocentrismo europeo. Es tanto lo que me ha enseñado sobre la condición humana", explica.

Londres, 23 mar (EFE).