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La educación y el ego de James Joyce

La educación y el ego de James Joyce

Educado en el seno de una familia católica irlandesa, lo que tendría repercusiones en algunas de las actitudes del futuro escritor. James Joyce vivió su infancia acomodadamente, pero el despilfarro y alcoholismo de su padre orilló a la familia a peligrar económicamente. En cierta ocasión le preguntaron a Joyce qué había significado su progenitor para él, a lo que respondió: “Una ruina”.

James Joyce le temía enormemente a los perros y a los truenos. En cierta ocasión, de niño, mientras jugaba en la playa, fue atacado por un perro callejero que lo mordió en la barbilla, lo que desencadenó una fobia hacia aquellos animales. Sin embargo, el miedo a los truenos fue más una consecuencia de la educación católica que recibió, la cual le inculcó que eran la manifestación de la ira de Dios. Ya de adulto, en otra entrevista, le preguntaron sobre este último miedo; su respuesta fue: “A usted no lo educaron en la Irlanda católica.”

El ego de James Joyce era mucho más grande que su mismísima obra maestra, El Ulises. Incluso, con respecto a este punto, llegaron a afirmar que Joyce pertenecía a una rarísima clase de autores que sólo escribieron obras maestras. La vanidad del novelista era tal que, durante un encuentro con Butler Yeats, se burló constantemente de él y su obra. Hacia el final del evento, Joyce le dijo: “Nos hemos conocido tarde. Es usted demasiado viejo para que yo pueda ejercer influencia alguna.” Yeats se contuvo y no dijo nada, hasta tiempo después que escribió sobre el narrador: “En mi vida he conocido a nadie con un talento literario tan nimio y una vanidad tan colosal.”

James Joyce fallecería el 13 de enero de 1941, apenas 2 años después que Yeats, a los 58 años en Zürich, Suiza.+