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John le Carré, el escritor que vino de la Guerra Fría

John le Carré, el escritor que vino de la Guerra Fría

12 de enero de 2021

Gilberto Díaz

Durante ese conflicto no tan silencioso que fue la Guerra Fría, se hizo popular un género literario derivado del misterio y los claroscuros de la novela negra, acorde con la tensión, angustia y esquizofrenia propias de la confrontación entre el mundo capitalista y la utopía comunista: la novela de espías. Entre las plumas destacadas del género se pueden contar las historias de suspenso y conspiración política de Edgar Wallace, Graham Greene, Ian Fleming y las del objeto de este texto: David John Moore Cornwell, mejor conocido como John le Carré.

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¿Smiley o Bond?

Si bien las historias de espionaje no son exclusivas de ese contexto histórico, pues algunas se remontan cuando menos al siglo xix –otro periodo de transformaciones, en el que el Estado-Nación se convirtió en el actor social principal–, con historias enmarcadas en la unificación italiana, el “caso Dreyfuss”¹ y las nacientes rivalidades geopolíticas, es precisamente durante las guerra decimonónicas que los espías adquirieron un papel central en la ficción, al ser narradas por autores que trabajaron en los servicios de inteligencia.

Tal es el caso de John le Carré, quien de 1952 a 1964 estuvo en activo en el MI5 y el MI6 –los servicios de inteligencia interiores y exteriores del Reino Unido, respectivamente–. Durante sus últimos tres años en activo comenzó a escribir las historias protagonizadas por George Smiley, un oficial de inteligencia veterano, poco elegante y mal vestido, un antihéroe que le Carré creó como una antítesis del glamour y sofisticación de James Bond, pues creía que éste proyectaba una idea inexacta y dañina sobre la vida de cualquier espía, por lo que su personaje tendría que ser una especie de antídoto.

Smiley tendría su primera aparición en Llamada para el muerto (1961) y protagonizaría cuatro novelas más: Asesinato de calidad (1962), El topo (1974), El honorable colegial (1977) y La gente de Smiley (1979), aunque también tendría algunas otras participaciones en diferentes libros. En las novelas protagonizadas por Smiley, éste tiene que lidiar constantemente con los problemas éticos que involucran al espionaje y, además, recurrir a tácticas inmorales para lograr sus objetivos, una exploración que obedece más a las motivaciones personales del autor que a razones de orden político.

En 1963, le Carré publicó su tercera novela, El espía que vino del frío, una historia que se desarrolla en la ahora extinta Alemania Oriental y que retrata los métodos de espionaje del mundo occidental como algo moralmente incompatible con nuestra representación de la democracia y los valores occidentales. De alguna manera, el libro revolucionaría este subgénero literario al mostrar que los servicios de inteligencia, tanto de naciones orientales como occidentales, ejercen el mismo tipo de amoralidad en nombre de su seguridad nacional.

Con el éxito inmediato de la novela, le Carré se dedicó de lleno a escribir El espejo de los espías (1965), que terminó por ser una respuesta, al menos en la percepción de algunos, al libro anterior, porque mientras el autor pretendía enviar el mensaje de que el espionaje es un asunto moralmente ambiguo y peligroso, a la vista de muchos lectores terminaba siendo la historia de un héroe trágico. En realidad, El espejo de los espías es la sátira de una misión cada vez más peligrosa y mortal, aunque carente de sentido.

El método le Carré

John le Carré utilizó todos sus recursos narrativos para señalarnos, en el contexto de la Guerra Fría, que los espías son simples funcionarios conscientes de la ambigüedad moral de su propio trabajo, lo que le permitió enfocarse en el aspecto psicológico de sus personajes, dejando de lado la frivolidad aventurera de playboys de clase mundial. Recurrentemente, sus novelas nos hablan de lo falible de las democracias en el mundo “occidental”, y concluye que en muchas ocasiones la correlación entre el bien y el mal en la narrativa de los poderes, –llámese Occidente contra Oriente, liberalismo contra populismo o derecha contra izquierda–, resulta la misma desde ambos lados, por ello los conflictos de sus personajes son internos, invisibles, pero capaces de provocar graves consecuencias para todos los involucrados.

Con el final de la Guerra Fría y el mundo bipolar en 1989, las novelas de le Carré se adaptaron a las nuevas formas que adquiría el mundo político, enfocando sus novelas hacia temáticas relacionadas con la influencia de Estados Unidos en el lavado de dinero, la corrupción de autoridades, el terrorismo y el tráfico de drogas. En octubre de 2019, el autor publicó la que se convertiría en su última novela, Un hombre decente, descrita como una “novela sobre los tiempos del Brexit”. Con ella cerró una bibliografía en la que el mundo del espionaje simplemente era “una metáfora sobre la condición humana”, como él mismo afirmó. +