Select Page

Ideas audaces de Bunker Arquitectura en "Espacio concreto"

De la frustración también pueden surgir impresionantes ideas. Así nos da la bienvenida el arquitecto Esteban Suárez, que engalana el salón de presentaciones de la sucursal Mauricio Achar de Librerías Gandhi. No por fracasos sufridos, sino por talentos no explotados. Esteban lo ejemplifica con las caricaturas que él y sus colegas dibujan -“somos caricaturistas frustrados”-, sin trascender más allá de la proyección que nos muestra. Sin embargo, no lo conciben de manera negativa, sino como una forma de desmitificar la seriedad que suele rodear el aura del arquitecto.

Generaciones van y otras vienen, y BNKR (Bunker Arquitectura), el despacho de arquitectos que inició Esteban, se ve a sí mismo como la nueva escuela, los superhéroes que vienen a renovar la arquitectura ya no de México, sino internacionalmente; la pretensión de dejar huella sólo es posible al generar un nuevo mundo después del derrumbe y BNKR lleva el sino sobreviviente en el nombre.

El catálogo de trabajos que ha encabezado Bunker Arquitectura está dividido en dos: proyectos a gran escala y los pequeños. Dentro de los primeros se enmarca uno cuya historia inicia con un presidente que gustaba de las copas, quien adquirió un avión que rebasaba las dimensiones del hangar que lo albergaría. El trabajo fue rediseñar completamente los hangares presidenciales, que fungen como la entrada principal del país para figuras de estado, el Papa y alguno que otro personaje que goza de privilegios vedados a los mortales. En experiencia de Esteban, es el arquitecto el que tiene que mediar las relaciones entre las poderosas estancias célicas que los contratan, pues vertidas las diversas opiniones, ellos son los que se encargan de salvaguardar los proyectos.

El Polyforum Siqueiros fue otro de los grandes proyectos que estaban trabajando: ¿cómo resguardar un edificio de tales magnitudes sin afectarlo? ¿Cómo construir un edificio en un espacio donde ya existía una construcción? La realización de otro edificio junto al Polyforum fue una respuesta que no generó simpatía entre la gente, por lo que quedó en el tintero. Esteban Suárez, al contarlo, no se muestra desanimado, al contrario; afirma que las ideas que no llegan a concretarse no se desechan, incluso, esas podrían servir de base para propuestas futuras.

La historia de BNKR no siempre ha sido obra de la benevolencia de los clientes, sino una lista de cacerías y osadías. Un pabellón de presentación de Panel Rey o el Hannah Sun Club en Acapulco son unos de los presumibles trofeos cuando se trata de hablar de cazar las oportunidades y no esperar a que lleguen: en una de esas, Godot las encuentra primero.

Dentro de los proyectos pequeños habrá uno que encantará a los amantes de los animales, especialmente los perros. Basados en el peculiar juego canino de perseguirse la cola, los arquitectos de BNKR se dieron a la tarea de retomar ese concepto y transformarlo en una casa perruna. El resultado fue un curioso túnel de fibra de vidrio torcido sobre sí mismo.

El portafolio que presentó Esteban Suárez dejó clara la intención de posicionarse como una opción novedosa y decidida a trascender en el mundo de la arquitectura. “Lo importante no es de dónde tomes las cosas, sino a dónde las lleves”, dijo el arquitecto, citando a Godard. BNKR es parte de ese paradigma. Los inicios del despacho se remontan a una bodega en Insurgentes, pero justo es necesario ampliar las fronteras para llegar más allá de ellas, al igual que con las ideas.

Con fuertes aplausos del público, entre ellos jóvenes arquitectos e ingenieros, concluyó la primera mesa de “Espacio concreto”, impulsada por Editorial Gustavo Gili y Revista DOMUS. Esteban Suárez se despidió gustoso y BNKR, antes de aislarse tras sus puertas, se abrió con audacia ante un mundo cuyas fronteras aún no terminan de cruzarse completamente.

Por Rolando Ramiro Vázquez Mendoza  @LordNoa

Mascultura 14-ago-15