Ernesto Cardenal, entre el misticismo y las convicciones políticas

Ernesto Cardenal, entre el misticismo y las convicciones políticas
02 de marzo de 2020
Alonso Cerón
Poeta, militante sandinista y un gran admirador de la espiritualidad del México antiguo.

Considerado como uno de los herederos de Rubén Darío, el poeta nicaragüense, Ernesto Cardenal, poco a poco fue forjando su propio camino, su propio estilo. Sus obras más representativas Hora Cero, El Evangelio de Solentiname u Oración por Marilyn Monroe y otros poemas, son fiel reflejo de como vivió su vida, convencido de los ideales de libertad y de justicia.

Cardenal llevó la vocación sacerdotal a otros planos. Como teólogo de la liberación militó en la revolución sandinista, lo que hizo que el entonces papa Juan Pablo II aplicara una “suspensión a divinis”, sanción que apenas fue revocada por el actual pontífice Francisco.

Esta militancia llevó al poeta a ocupar el cargo del Ministerio de Cultura, ya con los triunfantes sandinistas. Sin embargo, poco después se apartó de sus antiguos compañeros de lucha ante el enriquecimiento material de los revolucionarios, en un gesto de congruencia con sus convicciones.

Además de su activismo político, el poeta nicaragüense resultó esencial para entender mejor el misticismo en México. Fundió su lírica con la historia antigua del país, los dioses y las tradiciones con lo que se explica claramente la nación que es actualmente México.

Siempre expresó ese amor por todo lo que representa el México antiguo. Así lo reflejó en su última obra Canto a México. Ese amor por nuestro país también se reflejó en su estilo de escritura: sin palabras rebuscadas, en un lenguaje llano, pero con una métrica cuidada, lo que confirma una vez más que la elegancia en el escribir radica en utilizar las palabras más simples y combinarlas de tal manera para el gran público sienta lo que también siente el autor.

De honestidad probada, hasta los últimos días de su vida, Ernesto Cardenal vivió su vida de manera activa y con un profundo amor por las tradiciones espirituales. Siempre reflejó esas convicciones en su obra y en su modo de vivir.+