El eterno niño Cortázar

El eterno niño Cortázar

Julio Cortázar llegó a referirse a su nacimiento como “un producto del turismo y la diplomacia”, ya que su padre trabajó como funcionario de la embajada argentina en Bélgica.

Los primeros cuatro años de vida los pasó en Europa; más tarde, sus padres regresaron a su país de origen: Argentina. Lamentablemente, la salud del pequeño Cortázar era muy delicada, por lo que pasó largas jornadas de reposo en cama.

El escritor vivió casi setenta años, pero jamás dejó de ser un niño; su espíritu joven se mantuvo en constante renovación, y expandió su aura de Gran Cronopio en toda la literatura contemporánea. Sus novelas no solamente son una referencia obligatoria en las letras, sino un juego en todos los sentidos. Así tenemos: Divertimento, 62 Modelo para armar y, por supuesto, Rayuela.

Su aspecto no reflejaba su verdadera edad. Incluso, Carlos Fuentes cuenta en Personas que la ocasión en que fue a buscarlo a su casa lo confundió con su hijo: “Pibe, quiero ver a tu papá”, a lo que Cortázar respondió: “Soy yo”.

El Gran Cronopio comenzó a escribir desde los ocho años; incursionó en la literatura con una novela que su madre guardó, celosamente, para evitar los desesperados intentos de Cortázar por quemarla.

El 12 de febrero de 1984, Julio Cortázar falleció en París debido a la leucemia que padecía.+