Cuatro tiempos de Pearl Jam

Cuatro tiempos de Pearl Jam
13 de mayo de 2020
Gilberto Díaz 

El movimiento musical conocido como grunge surgió hace más o menos treinta años en Seattle. Al ver en retrospectiva la serie de eventos que lo desencadenó se antoja inevitable su llegada y su arraigo en una juventud desenfadada y desencantada con el Estados Unidos de los Reaganomics. Si tuviéramos que enfocarnos en una variante crucial de esta serie de sucesos, irremediablemente debemos observar la historia de Pearl Jam, quienes parecieran tener –en su reciente álbum Gigaton– una reconexión espiritual con sus orígenes desde una perspectiva sincera y llena de sabiduría.

La banda que pudo ser

Hace treinta años, por estas mismas fechas estaba por salir el álbum debut –y que a su vez fue póstumo– de una banda de hard rock originaria del estado de Washington. Se trata de Apple, de Mother Love Bone. A decir de Kim Neely, periodista de Rolling Stone, en ese tiempo “el álbum triunfaba donde numerosas bandas similares terminaron fracasando: en capturar la esencia de aquello que hizo inmortal a Led Zeppelin (¡el dinamismo!) y en agregarle un giro noventero (de actitud)”. En verdad Mother Love Bone tenía todas las credenciales para convertirse en la banda que destronaría el hair metal para conquistar la música de la siguiente década. Su estilo musical, más cercano al blues, y su sonido, que por momentos incorporaba una sensación de estridencia etérea, gracias a la guitarra de Stone Gossard, al bajo de Jeff Ament y al carisma lírico de su vocalista y compositor estrafalario Andrew Wood, murieron demasiado pronto, cuando unos días antes del lanzamiento del álbum una sobredosis de heroína llevó a Andrew a un coma sin regreso.

El templo y el tributo

La pérdida de Wood significó también la oportunidad de un nuevo inicio para Gossard y Ament. Chris Cornell, vocalista de Soundgarden, escribió dos canciones en honor a su amigo cercano. Ya sea por convicción o por justicia poética, se acercó al resto de la banda para grabar las canciones en un tributo que terminó por llamarse Temple of the Dog. En este proyecto se involucraron dos integrantes nuevos: el guitarrista Mike McCready y Eddie Vedder, llegado de San Diego. La carga emotiva de este único álbum se siente en cada tema, como una amalgama de desahogo del dolor y la frustración ante una pérdida tan sensible, con la expectativa y el propósito de retomar un nuevo camino. El resultado fue un trabajo de catarsis en comunión con la pérdida y el perdón, con la energía suficiente para sentirse como una celebración de la vida.

Ten: once canciones y una explosión

Las sesiones de grabación con Temple of the Dog sucedieron a la mitad del proceso de producción de Ten, el álbum debut de Pearl Jam. En muchos sentidos existió un antes y un después para la producción del disco de la recién formada banda, pues, en palabras de McCready, Ten “eran básicamente Gossard y Ament, y nosotros [McCready y Vedder] simplemente estábamos por el momento”. La colaboración en el tributo a Wood le dio una nueva perspectiva a la banda, que se reflejó en el ensamble final de las canciones de Ten. Con un sonido que rememoraba el rock clásico de los años setenta y una intensidad que borraba del mapa la frivolidad de muchas bandas que se hacían llamar de hard rock más la profunda sensibilidad existencial de las letras escritas por Vedder y un duelo de guitarras ríspidas y emotivas, Ten se convirtió en una obra imprescindible y representativa de su momento por derecho propio. E hizo de la banda un ícono, que a la fecha se mantiene vigente como la más importante de su generación.

Gigaton e integridad

La trayectoria de Pearl Jam es elocuente de lo que esta banda representa. Las tentaciones de la fama y el éxito jamás les hicieron mella como a sus pares. Y justo en este año tan atípico lanzan Gigaton, su undécimo álbum. A diferencia de sus dos anteriores, que mostraban un cierto desgaste ante el inevitable cambio generacional, este encripta una nueva conciliación que quizá parezca poco perceptible, pero que en sus doce pistas grita una libertad distinta, una libertad que recuerda la fuerza inicial, el duelo y la renovación de las distintas etapas de sus inicios. Temas como “Who ever said”, “Quick escape” y “Comes then goes” tratan sobre un proceso de aceptación y reinvención armonizado con la madurez y la experiencia de treinta años de tocar, durante los cuales se han permitido experimentar porque ya no hay ni hambre ni necesidad de demostrarse, ni tampoco un duelo que sopesar. Gigaton es un álbum que se siente distinto por esa fuerza que retoma sus orígenes, condensados en esa aura de sabiduría que solo te da el camino recorrido cuando decides mirar hacia el frente y seguir.+