Reviviendo los clásicos: El Muro de Jean Paul Sartre

El muro es el libro de cuentos del existencialista Jean-Paul Sartre. La pregunta obligada que surge es ¿por qué un filósofo de su magnitud decide escribir cuentos?

La respuesta es sencilla: le resulta una excelente herramienta para la divulgación de su pensamiento, para que nosotros, los simples mortales, entendamos su propuesta.

Pero calma, no por eso debemos asustarnos y creer que estos relatos serán aburridos o complejos, o parecidos a un tratado de filosofía; al contrario, si uno no quiere enterarse de lo que yace en el fondo de cada historia no lo hará, pero eso no les restará mérito literario, pues por un lado, los temas que aborda salen de lo común y son tales que, aceptémoslo, nos provocan cierto morbo, por ejemplo las últimas horas y pensamientos de tres condenados a muerte ("El muro"), el amor y lealtad de una joven que raya el borde de lo insano para con su loco marido ("La cámara") o, el cómo un jovencito, pasando por la homosexualidad, decide que de grande será “un jefe” ("La infancia de un jefe"). Además, aunque no tengamos la menor intención de aproximarnos a esta doctrina, los conflictos que plantea cada cuento y su resolución son tan descarnados, tan reales, tan humanos y por eso tan vigentes, cuyo toque nos lleva automáticamente a la reflexión, a hacernos preguntas que todo hombre se ha hecho en alguna parte de su vida o que, al menos, debería hacerse.

Ahora, si lo que nos interesa es apropiarnos de la ideología en cuestión, ésta es la mejor manera de hacerlo. Sartre logra exponer su propuesta filosófica de una forma literaria y sencilla, lo que no le quita maestría se la suma, por eso es un gran primer acercamiento a la misma, pues es mucho más fácil entender el problema existencial del ser humano en situaciones concretas, donde las preguntas y respuestas de su teoría son origen y fin de la narración, pero sin dejar de ser cuentos y como tales se desarrollan.

Así que, interesados o no en saber qué sugiere el existencialismo, lo cierto es que estos cuentos siempre nos enseñarán, de manera entretenida, y amena, algo de eso que conforma nuestra humanidad, es más, nos enseñarán “lo propio” de la condición humana y que por eso es universal y cercana para cualquiera.

Por Tania Herrera-Moro.

MasCultura 17-nov-16