Camila Esguerra nos habla de ‘Insomnio(s)’, su libro de poemas

Camila Esguerra nos habla de ‘Insomnio(s)’, su libro de poemas

“Intentando vaciar mi cabeza, mas no encontrando las respuestas que estaba buscando.”

Fabián V. Escalante

Camila Esguerra presenta la reedición de su libro de poesía corta Insomnio(s), editado por Grijalbo, y nos platica cómo fue el inicio de sus insomnios y, a través de ellos, el comienzo de este libro, que contiene todos los sentimientos en el espectro de la emoción. El trabajo está ilustrado por Geraldine Ramírez, que hace remarcar los colores claros y nostálgicos de su poesía.

¿Cuál fue el inicio de tus insomnios?

Empecé a tener insomnio hace más o menos 4 años después de una ruptura amorosa. Fue una historia que quedó en el aire y las preguntas sin respuesta me acechaban en la noche y no me dejaban dormir. Intentando vaciar mi cabeza (mas no encontrando las respuestas que estaba buscando) empecé a escribir y algunos años después estas anotaciones escritas a modo de confesión se convirtieron en la base de mi libro.

¿Estos insomnios son compartidos con alguien más?

Creo que el amor se trata de coincidir y coordinar y qué mejor momento para recuperar el tiempo que perdimos encontrándonos el uno al otro que acompañándonos en el insomnio. En este momento no comparto mi insomnio con nadie, más pero no pierdo la esperanza de que esa persona también me piense cuando no puede dormir.

El adiós y un nuevo comienzo. ¿Cómo han influido estos dos temas en tu poesía?

Aunque todo final es el principio de algo nuevo, nunca he sido buena para soltar y siempre me quedo con la sensación de que nada dura lo suficiente. Dicen que uno solo escribe sobre lo que conoce y la vida es eso: una serie de despedidas y bienvenidas inevitables. Siempre tendré el sosiego de que todo pasa. El amor pasa, pero el dolor también. Escribo para quien se va, se quede, así sea solo en el papel. La poesía sirve para inmortalizar lo efímero aunque sea solo por un momento.

Las páginas no están numeradas, pero sí señalan una hora…

La gran mayoría de poemas que hacen parte de este poemario no fueron escritos con el propósito de ser leídos por otros ojos, ni mucho menos publicados en un libro. Estos nacen de anotaciones personales, cartas no enviadas y listas de confesiones que hice para mí misma a modo de desahogo cuando no podía dormir. Durante estos meses de mucha angustia y poco sueño, adopté el hábito de escribir para entenderme y siempre que lo hacía ponía la hora de mi pensamiento en una libreta que tenía bajo mi almohada. Al momento de editar esta colección de poemas para su publicación, decidimos conservar el formato de las horas para ser fieles al proceso de creación, y que fuera un detalle en un principio accidental.

¿Cómo descubriste la poesía corta?

Soy una persona un inquieta, distraída y un poco ansiosa y mi poesía es un reflejo de esto. Me cuesta mucho quedarme en un mismo lugar y más en una misma idea, por lo que mi manera de escribir siempre ha sido corta y concisa. Sin embargo, no fue sino hasta que por accidente me crucé con poetas como Nayyirah Waheed y Pavanna Redd y me reconocí en ellas que entendí que eso que yo escribía también podía ser poesía. 

Estos poemas fueron alguna vez planeados para que fueran canciones?

Los poemas en un principio no fueron planeados para ser poemas y tampoco canciones. Pero lo lindo del arte es que es una conversación continua que se alimenta de todos los estilos que la conforman, así que no puedo esperar a poner a mi poesía en conversación con mi música y ver qué sale. Creo que eso es en parte mi propósito de este año. 

¿Qué poema te gustaría hacer canción?

Cada poema de este libro es un universo. Cada uno es la decantación de una historia mucho más larga y profunda que las pocas palabras que la sintetizan así que, aunque creo que cualquier poema podría ser una canción, le tengo especial cariño a las 4:40 am, por lo que creo que sería un gran reto creativo musicalizarlo. 

La parte visual del libro es muy llamativa y acorde a los poemas. ¿Cómo fue trabajar con Geraldine Ramírez?

En este libro la conversación entre imagen y texto es fundamental y creo que no pude haber sido más afortunada de trabajar con una artista como Geraldine Ramírez. Desde el primer momento conectamos a nivel estético y personal y ella realmente supo darle una nueva dimensión a los poemas para que este libro fuera todo lo que yo soñaba. La veo como mi gran complemento y espero que este sea el primero de muchos proyectos que compartimos. 

¿Qué representan el negro y el amarillo que se ven en todo el libro?

Siempre he sido una mujer de obsesiones y en el momento en que escribí este libro el amarillo era un color que me hablaba de manera muy clara. Generalmente es un color que, por su infinita luz, se asocia a la felicidad. Sin embargo, para mi también es un color muy nostálgico que habla de los cambios y los finales. El amarillo es el color de las hojas que caen en el otoño y también es el color que toman las fotos viejas y las páginas de los libros olvidados. Geraldine pudo capturar a la perfección esta contradicción emocional en sus ilustraciones y con un solo color crear una conversación fundamental entre palabra e imagen en un libro que contiene todos los sentimientos en el espectro de la emocionalidad. +

 

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