Borges y sus gatos

Jorge Luis Borges, nacido en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899, figuró como maestro de muchos otros escritores del siglo XX, entre ellos, Julio Cortázar.

En cierta ocasión se encontraron en el Museo del Prado, después de permanecer distanciados por la postura política de cada uno. Durante su intercambio de palabras, el Gran Cronopio le recordó su actitud hacia el cuento que le llevó cuando comenzaba a construir su camino literario, a lo que Borges, entre risas, comentó: “No me equivoqué, fui profético”.

Otro aspecto que caracterizaba a Borges era su increíble amor por los gatos. Durante algunos años, el escritor vivió con dos de ellos, Beppo y Odín. El primer felino “se llamaba Peppo, pero que era un nombre horrible, entonces se lo cambié enseguida por Beppo, un personaje de Byron. El gato no se dio cuenta y siguió su vida”, comentaba Borges.

El autor de Ficciones murió el 14 de junio de 1986.

Hoy, a treinta años de haber fallecido, recordamos al escritor argentino con el poema “A un gato”, de su obra El oro de los tigres (1972), dedicado a sus dos felinos.

No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa
caricia de mi mano. Has admitido,
desde esa eternidad que ya es olvido,
el amor de la mano recelosa.
En otro tiempo estás. Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.

A pesar de todos estos años, Borges y las vastas páginas que dejó escritas siguen causando polémicas; no sólo por los estudios que todavía se generan en torno a la obra del autor argentino, sino también por su cancerbero literario, que aún resguarda a Borges, tras treinta años en su laberinto.

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