Szymborska por ella misma

Hay tres cosas de las que no le gusta hablar al Premio Nobel de Literatura en 1996. La poeta polaca, nacida el 2 de julio de 1923 en Kórnik lo deja bien claro: “Primero, no me gusta hablar de poesía. Segundo, no me gusta hablar de Wislawa Szymborska, es decir, de mí. Tercero, no me gusta hablar de política.”

Para Szymborska, el premio Nobel fue una “hecatombe”, un cambio en su calmada rutina en Cracovia, la literaria ciudad donde vivía y patrimonio de la humanidad en 1978. De repente todo se llenó de cartas y compromisos con los bancos, cuando el Nobel cimbró su camino, por lo que la creación de collages de cartulinas y recortes es una de las actividades que la relajan.

Su novela, hasta hace poco tiempo inédita, El flash del revólver, fue su primera y única –publicada póstumamente– incursión en la prosa. Siempre suscribió el carácter solitario de la escritura, aunque también el hecho de que su poesía nacía del amor. Y ya que estamos en este tema, en palabras de la propia Wislawa, ella confesó haberse enamorado a los doce años del novio de su hermana. Por otro lado, un chico embelesado de ella la seguía y le escribía cartas. Recuerda un fragmento entre risas: “‘por ti surcaré los mares, subiré a la cumbre más alta…’—, decía al final: ‘Estaré mañana bajo tu ventana si no llueve’.”

Szymborska, a pesar de los temas que no le gustaba abordar en algunas conversaciones tenía claro que “todo es política, incluso los poemas no políticos lo son”. Este primero de febrero se cumplen cuatro años del fallecimiento de esta poetisa, cuya voz permanece entre sus libros y sus lectores, por lo que hoy la recordamos con estas palabras.

Con información de: “Entrevista con Wislawa Szymborska, otra Nobel para conocer” en Las 2 Orillas.

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MasCultura 1-feb-16